Porque las palabras nos hacen distintos a las demás especies.
Porque las letras forman parte de nuestra esencia.
Nuestra alma se materializa en papel y tinta y nos ayuda a revelar nuestras ideas e inquietudes. A través de ellas decidimos, reímos, enamoramos y lloramos. Por eso, cada símbolo que aparece en un papel nos determina.
¿Acaso existe algún otro pasaporte más utilizado y simple que nos lleve a la libertad de nuestros sentimientos?

martes, 30 de agosto de 2011

¡Maldito destino!

¡Maldito momento!
Maldita la noche que me sonreíste,
La hora, en la que me miraste
Y, quién sabe, el minuto en el que me enamoraste.

La razón fría de mi realidad reza
Porque el sufrimiento sea leve
Y el castigo del desamor me lleve
A la realidad del verdadero amor,
Y no a la de una profunda pasión.

¡Maldito corazón!
Maldito mi corazón enfermo
Que de amor enfermó,
Mal que solo el tiempo y la razón
Lo podrán librar de cada palpitación.

¡Maldito destino!
Porque el mismo destino se encargó
De unir y separar dos corazones
En el maldito momento en el que me sonreíste.

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