martes, 28 de diciembre de 2010
Paciencia
miércoles, 15 de diciembre de 2010
La sencillez de la vida
No lo sé, pero hoy va a ser de algo bueno, bonito, que te transmita paz y honra. No sé cómo voy a conseguirlo, pero sé que me bastará con un poco de magia y entusiasmo. Hoy no voy a alcanzar verdades ni discernir el futuro del presente. Va a ser simple, directo, alocado, pero lleno de una sencillez exquisita.
Si os dijera que esto estaba planeado, me estaría engañando a mí misma. No es felicidad, ni vehemencia, ni simpatía, ni ilusión, sin embargo, no estoy hostil y eso es más que suficiente para sentirme dichosa. Como otras tantas veces, sé que la vida se mide por las pequeñas cosas, esos insignificantes detalles que cambian el modo de ver el mundo. Esas cosas que te hacen preguntar para qué quieres más. Esos momentos tan magníficos en los que te das cuenta de que si tuvieras más, nada cambiaría.
En esos instantes en los que te dan una oportunidad para cambiar y, entonces, no hay sentimiento que te alcance, sólo la sencillez y la belleza del intentar.
http://www.youtube.com/watch?v=1SieeG_PF5o
sábado, 11 de diciembre de 2010
Caricias de fuego
-Y, bueno, ¿qué hay de ti? ¿Cómo estás?-sonreí lo más que pude quizás demasiado exagerada. Cualquier cosa con darle fin a este calvario…
En ese momento, volvió la mirada al frente a la vez que aferraba con fuerza el volante, tratando de hacerlo pedazos. Me pregunté si habría hecho algo mal. Apretó los dientes con la mirada perdida en el muro de piedra de enfrente.
-¿Cómo me puedes preguntar eso después de tanto tiempo? Deja de decir tonterías. Los dos sabemos lo que está pasando-exhaló profundamente quitándose una carga de encima que llevaría soportando desde hace tiempo. Mi gesto simpático y dulce se borró un poco al comprender que el juego había terminado. Era hora de sincerarse.
-¿Te refieres a…?
-¿Cómo crees sino que he ido como un loco a buscarte? ¿Por qué te he subido a mi coche entonces? Esto se me está yendo de las manos-escondió la cabeza entre las manos, desesperado. Me sentí mal y pasé mi mano con suavidad por su espalda a través de su camisa de algodón.
-Yo también te estaba buscando-traté de consolarlo sintiéndome ridícula. Entonces, él alzó la cabeza y observó mi nuevo vestido blanco y corto. Simultáneamente, dejamos escapar un suspiro.
-Por qué me haces esto…-murmuró para sí con agonía. Como si llorara en silencio.
martes, 7 de diciembre de 2010
Sintonía perfecta
viernes, 26 de noviembre de 2010
La rojas
-Nada, que la ayudara con un ejercicio.
-Le gustas.-Lo dice sin un atisbo de asombro. Desvía la mirada hacia ella y suspira.
-¿Otra vez? A ver, que no Tomás, que no, que es la amiga de mi hermana. Y además, yo ya tengo a Gloria y ella lo sabe.-Noto como se altera mi voz de forma inconsciente. Él entorna los ojos como si dijera “te lo dije”.
-¿Y es que tener novia impide que otras se fijen en ti?-se centra en los garabatos de mi cuaderno-En fin, ya sé que la rojas no es un gran partido del que estar orgulloso, pero las cosas son así. Yo que tú le dejaba las cosas claras antes de que las cosas empeoren.
-Desde luego, no puedo creer las tonterías que puedes llegar a decir en un minuto.-Suena el timbre y veo la oportunidad de escabullirme de las advertencias de Tomás.
Vuelve a vibrar el timbre anunciando el fin del recreo. Todos vuelven a sus aulas y los pasillos son un caos. Mientras espero en la puerta, Blanca dobla la esquina y se va abriendo paso entre la multitud.
De repente, los pasillos se ven más despejados, la veo más clara. Ella me mira a los ojos directamente, me enfrenta, ignorando el color fuego de sus mejillas. Se muerde el labio con suavidad mientras sus pasos van dirigidos hacia mí. Percibo los latidos de su frenético corazón, cómo sus pupilas se contraen y su respiración se agita. Sus ojos se humedecen, lo que le aporta una apariencia más frágil. Cada vez estamos más cerca. En los pasillos ya no hay nadie. Definitivamente, soy su objetivo.
-¡Hola, amor! ¿Dónde te has metido?-Gloria rodea sus brazos en torno a mi cuello y me planta un inesperado beso en los labios. Doy un paso atrás sorprendido por tal efusividad, y consciente ya, acaricio su cintura con mis manos como siempre he hecho.
Cuando separamos nuestros labios, vuelvo la mirada hacia el pasillo, recordando lo que estaba pasando antes de que me cortara la respiración mi chica. Pero en el pasillo no hay nadie, no hay nada. Bajo la mirada avergonzado y triste. Gloria me pregunta con la mirada.
-¿A quién buscas?
-A nadie, sólo quería asegurarme de que Tomás había entrado en la clase. Tengo que hablar con él.
miércoles, 24 de noviembre de 2010
Y es que los años no perdonan
Pero yo no quiero eso, no lo quiero. Estoy deprimida por aquel tiempo que se me ha escapado de mis manos tiernas e inocentes. No quiero el futuro, no lo quiero. No quiero verme al pasar los años, estoy obsesionada por el tiempo perdido. Mi cuerpo ha acumulado experiencia, y con eso no me basta. ¡Cómo envidio a los que aún pueden disfrutar de su espontaneidad!
Deseo retener el tiempo y olvidar el futuro para encargarme del pasado.
lunes, 15 de noviembre de 2010
Híncame el diente
jueves, 11 de noviembre de 2010
Utopía
A veces la realidad puede ser demasiado real como para dejarte escapar.
La realidad es dura, pero la utopía hace que merezca la pena cada minuto vivido en ella.
miércoles, 10 de noviembre de 2010
Por esos recuerdos que te hacen crecer
Y entonces vi a una niña envuelta en un chaquetón rojo que solo dejaba ver unas larguísimas piernas. Su rostro me transmitía mucha paz. Los coloretes resaltaban en su piel blanca. Le seguían un grupo de chicas de su edad. El patio adquirió un color más alegre y atrevido y el otoño parecía el comienzo de una nueva aventura. Una aventura tan arriesgada e importante como la de vivir. Ellas ávidas de alegría, sonreían y se apoyaban unas a las otras, desconociendo el frío del futuro invierno. Corrían despreocupadas hacia la responsabilidad, sin saber que con ello perderían el gran poder de la inocencia.
Sentí un cariño infinito hacia aquella pandilla. Amigas que compartieron tantos momentos, que lucharon y lloraron por tantas injusticias y que soñaron por llegar a conseguir sus metas y estar juntas por siempre. Aquellas niñas que eran felices con las pocas sonrisas que recibían al día. Un día juntas era suficiente como para enterrar una semana de tristeza. Se respiraba tanto amor y compañerismo que me iba a estallar el corazón de felicidad.
viernes, 5 de noviembre de 2010
Ocho de agosto
Hoy hace calor, mucho. Escribo con el aliento débil y la frente empañada. ¿Será tu recuerdo el que caliente el ambiente? ¿El que provoque esta ola de calor? Ahora me tiemblan las piernas. Te echo tanto de menos… daría todo lo posible por poder repetir aquel ocho de agosto del año pasado, por verte de una vez y dejar el miedo a un lado para que sea tu amor el que me atrape y me guarde en tu corazón tan abandonado como el mío.
martes, 26 de octubre de 2010
Mi verdad
El viento trata de arrancar las raíces que germinaron en los últimos tiempos. Hay veces en las que el trabajo no sirve para nada, sólo para hacer más dinámico el dolor continuo que se vive. ¿Qué hacer? ¿Qué hacer? No quiero pensar, pero la tentación me obliga a lastimarme, pensando en la única y drástica opción que me queda para escabullirme de mi suerte. No quiero pensar, pero es lo único que tengo que me haga un poco de compañía, aunque al final no se trate más que de un enemigo mortal en contra de mi supervivencia social.
domingo, 17 de octubre de 2010
Todo y nada
Me encogí unos momentos, volviéndome a plantear si había hecho bien en llamarlo. Una cierta inquietud me recorría la columna, dudando si su ignorancia me habría convertido de nuevo en su víctima. Pero no fue así.
Se volvió de forma automática, como siempre lo he visto hacer, como si no le pesara mi presencia. Contuve el aliento rogando porque mi voz no me dejara en evidencia. Sentí como mis ojos se derretían al contener el reflejo de los suyos. No estaba acostumbrada a tenerlo tan cerca. Fue algo impresionante. Sus ojos me atrajeron como imanes, como el color del fuego le atrae a un niño inocente sin saber que se va a quemar. Me parecieron unos ojos tan sencillos, transparentes y hermosos que me figuré que mis ojos nunca podrían transmitirle a él algo así.
Le pregunté para salir a tomar algo juntos. Balanceó sus pupilas de un lado a otro manteniéndome en vilo. Sonreí un poco, como si le restara importancia, como si mi proposición fuera algo casual. Él curvó su sonrisa con compromiso, forzosa, pero me sentía tan encandilada por sus hechizos que no me importó.
Frunció el cejo divertido y contestó que sí, que cualquier día podríamos quedar. Pero enseguida comprendí el fallo; él había pensado en una salida para estudiar, no en una cita. Sonreí, satisfecha aunque no del todo por ese final, y me fui tímidamente, rompiendo la conexión de nuestras miradas. Cuando llegó el intercambio de clase, salí al patio a que me diera el aire fresco y me despejara un poco después de la estrepitosa clase de matemáticas. Y, entre la multitud, los vi. Él y ella agarrados. Él y ella besándose. Él y ella amándose.
Él y ella todo. Él y yo nada.
miércoles, 13 de octubre de 2010
Caricias de fuego
viernes, 8 de octubre de 2010
Gris, blanco y negro
-No, creo. A mí nunca me ha llamado la atención, pero en estas semanas se ha convertido en el centro de mis pensamientos. No sé si me entiendes, es algo tan inexplicable, es que me sentía tan libre pintando. Me sentía fuerte y a la vez solitaria de este mundo tan gris.-Ignacio supuso desde el principio que ella valía para el lienzo, que ella no era como los demás. Tenía que demostrarle que todo era cuestión de intentarlo.
-Todo no es gris. Solamente tienes que mirar con otros ojos.-Lo dijo. Para su sorpresa, ella se quedó paralizada contemplando una obra de la exposición. Iris entornó los ojos intentando atravesar el papel, descubrir lo que aquel cuadro le ocultaba. Suspiró frustrada.
-Nunca podré conseguirlo.
-Ven.-Ignacio se levantó y guió a Iris hacia un ventanal-¿Ves a esa chica?-Ella asintió. Era una chica de su edad, un poco gordita, de facciones redondeadas y nariz respingona. Aquella chica le transmitió una gran confianza solo con verla a lo lejos.-Se llama Sonia y sueña desde párvulos en convertirse en cantante, y la verdad es que tenía una voz preciosa. Pero, a los once años, tuvo un accidente en el coche que la dejó afónica. No hay día que no se pase por el aula de música para aprenderse los pentagramas y las canciones con las que algún día nos deleitará.
Iris la miró por un momento, reflexiva, y se volvió hacia su profesor.
-Quién sabe, quizás sea demasiado pronto para rendirse, ¿no? Puede que no vea el azul del cielo ni el verde de los árboles, pero… puede… que…
-Pero conoces el gris, el blanco y el negro, ¿no? El gris puede ser un color precioso si lo utilizas bien. Así que, ábrete paso entre los grandes, porque tú lo eres, Iris, tu eres grande.
miércoles, 6 de octubre de 2010
17 de agosto
jueves, 23 de septiembre de 2010
Soy tu nieta
Soy tu nieta, la única que tienes. Sé que te extrañarás mucho al abrir esta carta, que nuestra relación es demasiado fría como para dejarse llevar a través de correspondencia. Solo quiero decirte algo que he guardado siempre dentro del pecho y que quiero que sepas. Eres un gran abuelo. Las ocasiones que te he visto han sido contadas, y sé perfectamente que he crecido muy lejos de ti. Sé que no estabas el día de mi bautizo, no estabas ninguna vez de las diecisiete ocasiones en las que he cumplido años, ni cuando estaba triste, ni cuando festejaba mis triunfos. No estabas cuando necesitaba alguna figura familiar en mi vida. Cuando quería escuchar historias de tiempos más remotos a mi época. Y ahora estás un poco lejos de aquí. Me gustaría verte más a menudo, pero apenas consigo verte dos o tres veces al año y por poco tiempo. Es triste, lo sé, pero aunque no sea posible, me gustaría tanto como a ti, que estuvieras en casa, con los tuyos.
Tu vida ha sido una vida muy agitada y difícil, y te han acusado por el miedo de que seas distinto a los demás. Muchos te han llamado loco, cosa que nunca entenderé y jamás consentiré porque para mí las personas locas son las que hacen cosas indebidas siendo conscientes de ellas. Y tú no eres un loco. Eres mi abuelo y punto. Pero yo nunca he tenido miedo, ni tu hija tampoco, siempre hemos confiado en que tú nunca nos harías daño y te hemos dado todo cuanto podemos. Habrá gente que no lo quiera ver, pero yo si veo la realidad y sé que la mala suerte se cruzó por tu vida y te dejó preso. Desde pequeña siempre han querido protegerme, pero yo siempre he considerado que era una tontería tenerme alejada de mi ABUELO. Simplemente son cosas de la vida. Yo no te aprecio por lástima ni por compasión, sino por lo que fuiste un tiempo y lo que conseguiste crear. Has creado una familia que se mantiene bien. Pero no por eso te admiro, lo hago por esa creatividad reflejada en cuadros que me regalaste, por esos ojos tan humildes que persisten en tu mirada y porque un día, sé que muchos también te admiraron por tu labor. Y para mí, aunque no te conociera por aquella época, siento que fue así.
Por eso, aunque estés débil y olvidadizo, quiero decirte que soy tu nieta, que siempre lo he sido. Cuando te veo, tus ojos brillan de felicidad, porque te hace feliz ver que tu hija ha conseguido seguir adelante. Y tú también debes de seguir adelante. Has tenido mala suerte y yo jamás te culparé por nada, ni tu hija. También te voy a decir que tu hija te quiere mucho, que nunca ha dejado de quererte, y que gracias a ella ahora estás bien cuidado aunque estés lejos de aquí. Y he de confesarte que, las pocas veces que te he visto, en tu mirada he encontrado una mirada llena de ternura y amor, una verdadera mirada que un abuelo le dedica a su nieta. Estoy orgullosa de ser tu nieta, y no me avergüenza, al contrario, me hace sentir dichosa. Te quiero, abuelo.
Tu nieta.
viernes, 17 de septiembre de 2010
Otoño
¿qué me traen tus hojas secas?
Las calles huelen a nostalgia,
Los transeúntes pasean melancolía,
Los amantes lloran por el amor sin valentía.
Los parques se tiñen de marrón,
Los patos se van en un filón
A lagos de permanente sol.
Verano, verano,
¿por qué te vas tan rápido?
Dejas a miles de turistas
con la cartera vacía.
Y a miles de niños
Con un manto de aire frío.
El agua se congela
Y las flores mueren
En una candela
De nueva espera.
Otoño, otoño,
¿qué esperas de nosotros?
Inundas la sensación de cambio.
Ofreces metas y frustración a los más caídos.
Verano, verano,
¡vuelve pronto!
El invierno llegará pronto,
Y el blanco llegará pronto
Tanto al campo
Como a los corazones rotos.
Pero la alegría volverá,
Y el amor resurgirá
Con los primeros brotes
De felicidad.
miércoles, 15 de septiembre de 2010
¿Cuántas estrellas hay en el cielo?
Y ahí estaba yo, tendida en el suelo sonriéndole a la noche. Era realmente consciente de que diminutas piedras se me clavaban en las costillas y que mi cuerpo era carne fresca y débil para miles de insectos. Aquel lugar me invitaba a abandonarlo, y lo sabía muy bien, pero aunque en mi piel quedaran las secuelas encendidas de aquella noche, que ya las estaba empezando a sentir, lo habría vuelto a hacer. Ahí estaba yo, con los ojos bien abiertos, tratando de ver entre los nublos las verdaderas estrellas de aquella velada.
Tiradas con una manta que nos cubría, nos acurrucamos tiritando una abrazada a la otra. El canto de los grillos y el aire fresco de la madrugada me hacía pensar en aquella vida tan simple y sana que pocos conocen. Levanté la mirada y estudié aquel artificial amanecer de la capital que nos robaba un pedazo de cielo que debería brillar y alumbrarnos con su luz oscura y platina. “Estamos tan cerca y a la vez tan lejos”, pensé con tristeza. Pero, ¿quién era yo para decir lo que es el cielo? ¿Lo que es el campo verde?
Pues nadie. Sólo me limitaba a sentirme agradecida y cómoda en ese mundo, cuando no sabía nada. No sabía la mitad de las cosas que sabía ella. Me encogí en sus brazos reconociendo aquella verdad. Sus manos eran fuertes además de la fuerza que emanaba su propio corazón, yo simplemente tenía unas piernas débiles y una mente propicia a olvidar y a desconocer de lo que la vida me ofrece. Era más novata e inculta que ella y lo sabía. Me atormentaba pensar en las preguntas que sacudían mi cabeza cada vez que ella me explicaba lo más simple de su trabajo. ¿Y yo qué le podía ofrecer? Era tan pequeña bajo esa manta de estrellas…
Buscamos la forma de algunos nubarrones hasta que unas gotas de lluvia trataron de amenazarnos. Nos cubrimos más con la manta resistiéndonos a marcharnos. Las gotas se disiparon al instante. Y unas nubes se separaron para enseñarnos lo que esperábamos tomar prestado del cielo: su misterio embriagador.
Vimos aquella estrella deslumbrante y grande con respecto a las demás. Se movía con lentitud y se escondía entre los nublos, pero, aún así, su brillo la dejaba en evidencia. La observamos como dos iguales, como dos entusiastas, como dos desconocidas de lo nuestro. Y contuve el aliento para descubrir que la belleza no se entendía, que no hacía falta conocer para admirar algo que te gusta. Y nos sentimos pequeñas ante esa inmensidad, y fui consciente de que estaba bien hacerlo, porque por muchas decepciones que tengas, por mucho que estudies, nunca dejarás de sorprenderte por las pequeñas cosas de cada día, como la luna y las estrellas; siempre acompañándonos y convirtiéndose en sueños cada anochecer. Y supe en ese momento que nunca era tarde para empezar a interesarse por la vida.
“Estaría bien que pudiéramos ver todo el cielo con nuestros ojos”,murmuró con una chispa de inocencia en su monótona voz. Ladeé la cabeza y miré las estrellas una vez más pensando que estaba bien así, que si lo viéramos todo, destruiríamos parte de esa magia.
Con los ojos clavados en el cielo, rogué por que el tiempo se detuviera y que aquella noche no quedara en un recuerdo aislado. Que siempre estuviera presente en mi corazón, intacta, como si siempre estuviera allí, viéndolas. De esos momentos en los que temes que llegue el día siguiente y el hechizo se rompa. Sin embargo, cambié de opinión y pensé que podría convertirse en un recuerdo simple y bello, de esos que no se rememoran en fotos, de esos que mencionas desde el corazón.
Y aunque mi cuerpo fuera débil y víctima del campo, me sentí totalmente completa y comprobé cómo esas pequeñas cosas de la vida eran las que más te hacían crecer y descubrir. Me sentí satisfecha y, entre sus brazos le di las gracias. Las gracias por comprender y escuchar mis dudas y por enseñarme el resplandor de una parte de su vida.
jueves, 9 de septiembre de 2010
El mundo de los sueños eternos
Tu belleza resplandece ante los muertos vivientes como ángel que eres bajado del cielo. El azabache de tus ojos juguetea con hipnotizar veteranos marineros perdidos en las tinieblas de tu corazón. Y tus labios, ¡oh tus labios!, son la miel fresca que todo un enjambre de abejas anhela. Mas no hagas caso de las otras obreras, coge mi alma y te llevaré a la colmena más amplia y limpia. Prueba con el roce de tu delicado paladar el panal que más se te antoje, pues ése será el que prepare para mi doncella.
Y ahora, dejando las abejas, te suplico que me conviertas en tu esclavo, ¡hazlo por favor!, y me emborraches con tu dulce veneno. Te ruego que me pegues, que me maltrates, que sufra por ti, sí, porque estoy seguro de que nunca será mayor que el sufrimiento que cargo ahora al ver en tu frágil cintura las manos robustas y sucias de otro.
¡Qué más da el otro! Si la sangre no compartimos, no compartiremos el amor. Y él no te quiere, no te trata como yo lo haría, y tu encanto no debe de estar encerrado en casa; debe de salir a conocer el mundo. Lucharía con el otro si mi honra no cayera en picado. ¡Vente, vente conmigo y te enseñaré las primaveras que tu cegaste! Deja al ogro y vente con el pobre labrador que te dará los mejores frutos de sus tierras.
Y por último, te pido, te ruego, te suplico, que me ames. Sé piadosa y ama a esta alma herida por un amor no correspondido. ¿Es que no está bien? ¿No está bien que me ames? ¿Es pecado? Yo cometería pecado una y mil veces sólo con merecer tu sonrisa y tus labios por una noche. Y sí, lo confirmo, soy pecador, ¿y qué? ¿Acaso tú me maldecirás con tu don divino? Porque si es así, castígame con tu ira y envíame al infierno, pero hazlo tú. No me importa lo que ponga en el fuego si son tus labios los que están en juego.
Hasta hoy no me he podido quitar de la cabeza el recuerdo de tu cuerpo fértil y fuerte merodeando por mis sueños. Cada noche pienso en llevarte a lomos de mi caballo y escapar juntos a la tierra prometida. Y convertirte en mi esposa. Y ser tuyo. Pero hoy me he dado cuenta de que los sueños sólo se quedan en sueños y tu dedo presume de una nueva alianza. La hinchazón de tu vientre me ha demostrado que ya es tarde. Ya es tarde para enamorarse, para inventar y para creer. Ya es tarde para amarte, ya es tarde para que aceptes mis súplicas y nos escapemos juntos, lo es.
Me da lástima pensar que tú ya has desperdiciado tu vida sin ver el sol que te prometí con tanto sosiego. Perdón, quizás tú solo hayas construido los muros de ella, al contrario que yo. De tantos castillos que hice, la mitad se han derrumbado y me he quedado solo y sin una compañera que comparta mi soledad. No tengo nada. Así que me iré cabalgando y moriré con el orgullo de haber acariciado tu cuerpo en sueños.
Te amaré cuando huya, cuando muera y cuando despierte de nuevo en tus brazos. Simplemente, te amaré como siempre lo he hecho.
La joven, en cuanto leyó esta nota, corrió a buscarlo por el pueblo sin suerte. Deseaba explicarle que lo había esperado para escapar, que nunca había dudado de él y que su amor era correspondido. Pero, días después, descubrió bañada en lágrimas, que él había partido hacia el lugar que le había prometido, hacia el mundo de los sueños eternos. Aquel mundo al que ella algún día iría y diría lo que siempre calló. Así que enterró su cuerpo inerte y se escapó con su hijo a descubrir todos aquellos parajes que prometió a aquel pobre enamorado que dejó todo un mundo por su amor.
lunes, 6 de septiembre de 2010
¡Vive hoy!
Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar.
Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca, quien no se atreve a cambiar el color de su vestimenta o bien no conversa con quien no conoce.
Muere lentamente quien evita una pasión y su remolino de emociones, justamente estas que regresan el brillo a los ojos y restauran los corazones destrozados.
Muere lentamente quien no gira el volante cuando está infeliz con su trabajo o su amor, quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida, huir de los consejos sensatos.
¡Vive hoy!
¡Arriesga hoy!
¡Hazlo hoy!
¡No te dejes morir lentamente!
¡No te impidas... ser feliz!
PABLO NERUDA
viernes, 3 de septiembre de 2010
Saca la fiera que escondes
Tu cuerpo es menudo y hermoso
Tu rostro engloba los colores de un coral
Niña fácil, ven a mí
Dame el sabor de tu frescura
Deja que pruebe la dulzura de tus labios
Hechízame con tus juegos de mujer
Disfruta de tu belleza,
Porque un día serán arrugas
Las que fundan tus carnes.
Aprovecha tu juventud
Y no derroches tu sabiduría
Con los más viejos.
Niña grácil, no juegues demasiado
O se burlarán de tu insensatez.
Deja de hipnotizar borrachos
Y deléitalos con tu brillantez.
No cierres tus labios tentadores
Y saca la fiera que escondes.
No dejes que te engañen,
Tú eres más que carne.
Abre la boca y enseña
Lo que tu cuerpo no puede darte.
martes, 31 de agosto de 2010
Primer Amor
Abro finalmente los ojos y miro abajo, hacia la calle. Una pareja adolescente y acaramelada pasea bajo la amarillenta luz de las farolas dándose mimos muy pegados. La chica descubre una pequeña risita nerviosa entre sus labios, que hace que él sonría satisfecho. Cuando pierdo a los novios de vista, pienso que yo también compartí lo que ellos vivieron. Ese sentimiento de felicidad espontáneo, esa necesidad de comerte el mundo y esa urgencia de que el tiempo no pase demasiado rápido. Esos sentimientos enterrados en mi corazón, me traen a la memoria un recuerdo que aún mantengo vivo en mis entrañas. Y, por un momento, siento cómo los escombros de esa historia se avivan y emiten una nueva ola de calor.
Cuando me doy cuenta, estoy abriendo el cajón de una mesita de noche contigua a la ventana. ¿Por qué estoy haciendo esto después de tanto tiempo?-me pregunto resignado. Encuentro lo que buscaba. Desde aquel día siempre ha permanecido aquí. Aislado e intacto como mi corazón que ha aprendido a mentir.
Me acerco la flor a mi nariz con suavidad aunque esté ya marchita. Olfateo lo que queda de su perfume y cierro los ojos dudando si podré recordarlo todo con tanta intensidad como antes. El aroma es muy débil, no obstante, consigue arrancarme todos los secretos que creía que nunca me volverían a inquietar. Dios, hay tantos recuerdos… Mi respiración se agita cuando soy consciente de que soy incapaz de retirar esa rosa blanca muerta, como nuestro amor.
Paseos bajo la luna guardiana, confesiones bajo el mar, risas sobre la arena, lágrimas en la orilla… ¿Te acuerdas? No consigo arrancarme de mi alma la dulzura que emitían tus ojos cuando querían decirme “te quiero”, ni olvidaré nuestro primer beso bajo la puerta de tu casa. Cuando cogía tu mano y creía que me iba a morir sin rozar tus labios una vez más. La vez en que me buscaste llorando porque tuviste una pesadilla, y que en ella me perdías para siempre. Y el día en el que me regalaste una rosa blanca cuyo significado era la pureza y belleza de nuestro amor eterno. Eterno, ¿quién dijo eso? Supongo que hace unos años todo era visto con otro color más optimista e inagotable. Siempre me repito; “fue bonito mientras duró…” ¿Seguro que ha acabado para siempre? ¿Ya es demasiado tarde para volver a amar?
A veces suelo verte pasear por mi calle, como lo hacías conmigo, salvo que esta vez tu brazo rodea el de otro. Ya lo he asimilado, pero no puedo evitar mirar al suelo cada vez que pasas destilando felicidad. ¿Te acuerdas de la primera vez que nos conocimos? Yo estaba pescando cuando te acercaste con tu hermano y cogiste mi cebo por error. Siempre me reprochaste que carecía de romanticismo. Sin embargo, a mi me pareció el más perfecto y original comienzo. Tú acababas sonriendo cada vez que te lo recordaba y extendías tus brazos para abrazarme y dejar que contestara tu calidez.
Hoy he conocido a Pilar, es bastante alegre además de guapa. Esta mañana he decidido que podría arriesgarme y vivir algo nuevo y bonito, como tú lo has hecho, a excepción de que me duele pensar que será muy difícil superar lo que ambos compartimos. Por probar que no quede. ¿Y por qué ahora estoy dudando de mis palabras? ¿Por qué ya no veo tan apacible a Pilar? ¿Por qué no dejo de pensar si a ti te dolería que estuviera con ella?
Acabo de guardar la rosa en la mesita. Voy a llamar a Pilar para quedar mañana, no, mejor, esta noche. Saldremos y rezaré por que la suerte esté de mi lado. Demonios… ¿por qué aún sigues viva en mi mente? Los dos sabemos que tú no volverás, ni yo tampoco lo haré. Todo terminó y han pasado unos cuantos años desde aquello. Es sólo la melancolía la que me hace daño. El saber que podría haber sido diferente. Lástima, demasiado tarde para arrepentirse.
Pilar me acaba de confirmar lo de esta noche. Bien, veamos… Abro el armario y rebusco mis mejores galas. Puf, hace tanto tiempo que no salgo con nadie. Encuentro una camisa y unos pantalones que me parecen adecuados para una primera cita. Ni muy descuidado ni muy insinuante. Me doy una ducha rápida para, entre otras cosas, apagar las cenizas que se encendieron de lo que debe de estar olvidado. Me visto y me echo una gotas de una colonia muy varonil y fresca que me regaló mi madre por año nuevo. No estoy mal, la verdad. Quizás hasta le guste. Sonrío ante esa perspectiva. Me alegro de que mi piel morena por el sol resalte mis ojos azules. Incluso me enamora mi reflejo en el espejo. Decido al fin cerrar la ventana y salir del portal de mi casa con la simple esperanza de volver con un nuevo corazón. ¿Quién me lo iba a decir?
El aire de la calle me renueva otra vez. Voy a por todas. Te dedico una última evocación y pienso que ha llegado el turno de ilusionarme como antaño. Yo también tengo derecho a tener otra oportunidad. Y, por una vez en un par de años, siento súbitamente el deseo de enamorarme con locura y dejarme llevar. Y dejar en la mesita esa rosa marchita en recuerdo de un dulce y memorable primer amor.
viernes, 27 de agosto de 2010
Lágrimas de cocodrilo
Has sufrido mucho y la vida ha sido injusta contigo, pero no le des la satisfacción de verte sufrir. Eres muy joven niña, ¿acaso no hueles las frescas primaveras de tu juventud? Me temo que tus lágrimas han taponado tu nariz. Niña, coge un pañuelo y seca esas lágrimas que nunca han parado de salir por tus apagados ojos.
Niña, no preguntes más el por qué de las cosas. Déjalo todo como está. Es mejor así. Así que levántate y ve aquel reflejo tuyo sonriente que nunca has conocido. ¿No te ha dicho nadie que es hermosa tu sonrisa? ¿Acaso no puedes sentirla? Creo que tus lágrimas han manchado tus ojos de penumbra y ahora no puedes ver ningún rastro de alegría. Niña, levántate y ponte hermosa para actuar como una muchachita y no como una anciana.
Niña, no le des más vueltas al mismo incógnito. Todo pasará y tus dudas se resolverán. Mientras tanto, disfruta de la esperanza de vivir. Siembra fe y recoge la gran experiencia de tus frutos. Lucha con tu vida por lo que quieres. Así que no te quedes estancada, niña. Si sales a la calle, algún día probarás el sabor de tus sueños. ¿Te imaginas como saben? A gloria, niña, a felicidad. ¿Qué tú no puedes sacarle sabor a la vida? ¿Las lágrimas han vuelto agrio tu paladar? Ay niña, esto es peor de lo que pensaba.
Niña, no suspires por las ilusiones rotas y busca otras nuevas. Asómate a la ventana y mira las estrellas. Ellas de por sí son un milagro, ¿sabes por qué niña? Porque son pequeños seres que han conseguido llegar a lo más alto y brillar hasta la eternidad. Y yo quiero que tú también lo consigas. Niñita, deja de madurar y sueña. Deja que la pureza perdure en tu corazón. Llega al cielo y siéntete dichosa por ello, mi niña.
Tus mechones rubios están mojados, pero todo no es así. El desierto está seco, niña, y el agua es buena. El agua moja pero es muy buena. Y tus lágrimas están saladas. Ah, cierto, que no las puedes saborear. Niña, el cielo está seco, ¿por qué no lo tocas? Ah, que tus manos y tu rostro se han acostumbrado al frío y húmedo glaciar que se escapa por tus ojos. Niña, te lo repito, respira el aire limpio de las ganas de vivir.
¿Y ahora que me dirás? ¿Qué tampoco puedes escuchar mis súplicas? ¿Qué tus lágrimas han taponado tus oídos como tu nariz, ojos, boca y rostro? ¿Es eso? Niña, ¿no te das cuenta de que no eres nada? ¿Por qué no reprimes tus lágrimas y te las guardas para cuando de verdad te las merezcas?
Niña, por última vez, deja que te seque la inundación que ha colmado tu pecho. Esa inundación que ha ahogado lo que deseabas. Niña, sé fuerte y no sigas inválida. Sal a la calle y comprueba que todo es distinto. Recupera tus sentidos que han sido arrebatados. Porque tus lágrimas son malas: te han dejado sin nada. Por lo que guarda tus lágrimas de cocodrilo y juega a ser niña de verdad. Como tú lo fuiste alguna vez. Como yo misma lo fui.
jueves, 26 de agosto de 2010
Sabor de amor
Sin embargo, también son muchos los que aprecian su frescor en inocencia e inexperiencia, porque aunque no sea la primera vez que lo pruebes, lo vas a sentir como si lo fuera. En su textura predominan la caída de las hojas del otoño y el resurgir de una flor en primavera. Es suave como una pluma que juguetea con rozarse por tu espalda desnuda aportándote una gran explosión de placer. Tiene un sabor procedente de días de lluvia y volcanes despiertos. Es cierto que puede ocurrir en algunas ocasiones que la sensación que te provoque sea de deseo y otras de miedo.
Deseo a lo nuevo, a lo inexplorable, a lo escondido. Deseo a conocer lo que este manjar esconde y conquistarlo para siempre. Un deseo retenido que se muestra en la exposición de esta singular combinación de sabores, y un deseo a guardar el recuerdo de su degustación para siempre.
Miedo al futuro, al presente y a lo que no se conoce también. Miedo a perderlo, miedo a recordarlo demasiado y miedo a retenerlo para siempre. ¿Contradictorio no?
…Sabe a baile, a salsa, a confianza, a sinceridad. La más selecta y exquisita gama de todos los sabores del mundo para crear un plato sin igual, que todos desean tomar, pero pocos se atreven a probar bocado y disfrutar de su abanico de color.
¿Qué cómo se consigue crear? Fácil, simplemente sal de tu casa y besa a esa chica o chico que te pidió ayer salir a cenar y lo/la rechazaste por no atreverte a tomar una cucharada de su poción.
Sabe a besos, a caricias bajo la luna llena, a paseos confidenciales, a noches en llanto, a días dorados, a abrazos interrumpidos y a sorpresas.
Éste es el sabor del amor.
Llueve
Comprendí y supe aquella noche que mi diario había sido el cielo. Que las nubes que amenazaban y se amontonaban días atrás, eran mi temperamento. El color de las nubes se teñía de negro a medida que mi impotencia e indignación me estrujaban el pecho. Me sentía tan cargada y apática que creía que mi futuro se dibujaba del mismo color; sin salida. Pero cuando estalló aquella pequeña tormenta supe que una parte de mi carga se había ido con ella. Me sentí libre y aprecié a los que lo habían dicho antes, recordé las miradas brillantes y serenas de quienes me habían esperado desde el principio y vi aquella brizna de vida que se había quedado descubierta al pasar aquella tempestad.
Y fui realmente consciente de que cada minuto que pasaba con ellos me devolvía aquella ilusión que había sepultado.
Y es que, quizás, este año consiga que no se vuelva a nublar y recupere ese ímpetu que perdí o tal vez encuentre esa energía para luchar que creía inexistente.
Por eso, ahora, aprecio la lluvia que se cuela entre mis ropas para enfriar ese corazón perdido.
domingo, 22 de agosto de 2010
Quiero ser como tú ;)
Yo soy el rey del jazz agogó
El más mono rey del swing
Más alto ya no he de subir
Y esto me hace sufrir
Yo quiero ser hombre como tú
Y en la ciudad gozar
Como hombre yo quiero vivir
Ser tan mono me va a aburrir
Oh, dubidú,
Quiero ser como tú
Quiero andar como tu
Dar como tú
A tu salud
Oh, dímelo a mi
Si el fuego aquí
Me lo traerías tú
A mi no me engañas Mowgli
Un trato hicimos yo y tú
Y dame luego, luego del hombre
El fuego para ser como tú
Y dame el secreto cachorro
Dime, como debo hacer
Dominar quiero, el rojo fuego
Para tener poder
Oh, dubidú
Dímelo a mi
Si el fuego aquí, me lo traerías
Shubidubadibu
A tu salud
Oh, dímelo a mi
Si el fuego aquí
Me lo traerías tú
Yo soy el rey del jazz agogó
El más mono rey del swing
Más alto ya no he de subir
Y esto me hace sufrir
Yo quiero ser hombre como tú
Y en la ciudad gozar
Como hombre yo quiero vivir
Ser tan mono me va a aburrir
Oh, dubidú
Dímelo a mi
Si el fuego aquí, me lo traerías
Shubidubadibu
A tu salud
Oh, dímelo a mi
Si el fuego aquí
Me lo traerías tú
Oh, dubidú
Quiero ser como tú
Quiero andar como tú
Dar como tú dubidubadubadu
A tu salud
Oh, dímelo a mi
Si el fuego aquí
Me lo traerías tú
Oh, dubidu
Dímelo a mi
Si el fuego aquí, me lo traerías
Shubidubadibu
A tu salud
Oh, dímelo a mi
Si el fuego aquí
Me lo traerías tú
viernes, 20 de agosto de 2010
El regalo de nuestra amistad
No sé ni cómo empezar y, sin darme cuenta, ya estoy empezando. Supe desde el principio que unas “GRACIAS” no bastarían para todo el trabajo que habéis realizado por mí. Ni tampoco con un “os quiero”. Creo que eso es muy común y muy superficial, así que a través de metáforas y sentimientos trataré de llegar hasta lo más profundo de vuestras almas.
He sido una estúpida. Pero hoy no voy a criticarme, sino a alegrarme de lo que me habéis hecho cambiar. Desde muy pequeñita, aprendí por mi cuenta a crear mi propio mundo inocente y frágil lleno de mis ideas y pensamientos. Crecí en aquella burbuja, intacta y solitaria en la que me creía acompañada. Poco a poco, a medida que iba abriendo puertas de la propia realidad, varias personas quisieron abrir “la puerta” de mi mundo, pero nunca lo llegaron a hacer. Siempre se quedaban a medio camino, o bien no tenían la piedad suficiente como para seguirme, o quizás lo que no tenían era paciencia. Y así, año a año, las paredes que envolvían mi globo, se hicieron más y más gruesas. Hasta que un día, me di cuenta de que realmente estaba aislada y sola. Fui consciente de que nadie se atrevía a vivir aventuras conmigo, a llevarme la contraria y a tenderme la mano cuando no pudiera escapar de la temida realidad.
Fue una temporada muy poco agradable. Me encerraba y me desquiciaba por encontrar la normalidad que le faltaba a mi vida. Muchas veces cerraba los ojos para no ver nada. No quería verlo. Todo me agobiaba. ¿Qué hago ahora?-me repetía constantemente. Y fue un día de esos, en los que no esperas ningún regalo de la vida, en el que ésta me hizo uno muy especial y mágico. Llamaron a mi puerta y los vi: eran algunos de aquellos amigos que se quedaron a mitad del camino. Ellos no habían abandonado, sólo habían tomado un ligero descanso para recobrar energías y llegar aquí con la voluntad y fuerza suficiente para sacarme de mi tenebrosa prisión.
Y esos amigos sois vosotros. Con vuestra perseverancia y atención habéis conseguido que abra los ojos y no me deje manipular por el miedo a la realidad. Todos vosotros habéis estado ahí siempre, siempre, pero yo no os podía ver porque las paredes que me rodeaban eran demasiado gruesas para veros y oír todo aquello que no escuché cuando más falta me hacía. Y ahora también. Me hacéis falta, siempre ha sido así. Vuestras críticas, vuestras indignación, algunas de vuestras inquietudes y resignaciones, vuestros enfados, me ha impulsado a cerrar mi propia puerta con llave. Pero a pesar de eso, nunca, nunca, me habéis negado un abrazo, un beso o una simple sonrisa. Porque gracias a este regalo, los brotes de rencor que inundaban mi corazón, se han resumido a cenizas del pasado.
Y es que, este verano será inolvidable y me ha hecho crecer, lo siento. Por un lado están aquellos días en los que cerraba los ojos y me dejaba abandonada y desconsolada en mi propia realidad creada por ideas macabras e insensateces y, por otro lado, están éstos días en los que me siento arropada y protegida en la realidad que me toca, en la nuestra.
Como sé que los te quiero y los gracias ya me resultan, gracias a Dios, cotidianos, me he atrevido a escribiros esto. Puede que os resulte un poco absurdo, pero espero que entendáis esto que os he escrito, que os llegue hondo y lo entendáis; que es para TODOS los que me han apoyado. Y para los que no me entiendan, chicas: ¡ESTOY ORGULLOSA DE VOSOTRAS!
PD: ESTE AÑO SÍ, SÉ QUE LO CONSEGUIREMOS. Para vosotras será una experiencia nueva y sonriente y para mí será todo un triunfo.
PD2: Para esos días en los que me vuelva a encerrar en mis fantasías, releed esto y estoy segura de que os recobrará las energías que faltan para esperar a que pronto os abra la puerta.
PD3: Y ahora sí, GRACIAS por este regalo: el de nuestra amistad.
sábado, 14 de agosto de 2010
Distrito vacacional
Para días así, siempre acudo a mi distrito vacacional preferido. Da igual que sea invierno, verano, primavera u otoño, permanece eternamente abierto. Y en todas las ocasiones que voy de visita, en absolutamente todas, sin excepción, vuelvo muy, pero que muy, satisfecha y plena.
Por la razón que yo personalmente he citado anteriormente, porque hoy las letras e ideas han volando de mi mente, os voy a recomendar el lugar de mis vacaciones para que a vosotros no os pase lo mismo que a mí me está ocurriendo.
Para empezar es un sitio recóndito, sin embargo, podéis llegar a él desde cualquier lugar del planeta. En cuanto llegas, el recibimiento es al principio, todo hay que decirlo, un poco turbador, pero se respira un entusiasmo que anima a quedarte, a mí siempre me ocurre. Ya una vez instalado en el recinto, todo es goce. No sé como preparan al servicio, que siempre están acondicionados para darte todo lo que te haga disfrutar sin que tus peticiones sean escupidas por tu boca. Es increíble, yo siempre trato de indagar cuál es su secreto ya que el planing del día está personificado según el cliente. Y no hablemos de las instalaciones, ¡son inimaginables! Si a ti te gustaría que las vistas de tu habitación dieran a un tenebroso y macabro bosque, pues solo lo tienes que pedir. Pistas de tenis, piscina, playa, spa, bufete libre, discoteca, heladería, cine, tiendas, estadios… También tu cantante o actor favorito puede interpretar lo que tú elijas sólo para ti. Incluso puede hospedarse contigo si así lo deseas. Como ves, tú eres el que mueve tus vacaciones: cuándo, cómo, cuánto y con quién. No existen las reservas, ni los retrasos en el pedido, ni el estrés, ni el trabajo, ni los problemas. Creo que ya empezáis a entender por qué vengo aquí tan continuamente.
Yo en mi diaria estancia, he visto de todo. Bodas, partos, bautizos, romances, fiestas, dragones que escupen fuego y me acechan, despedidas… ¡y lo que me queda!
Y antes de terminar esta publicidad, voy a deciros algo que os hará arder en deseos de acudir inmediatamente aquí. ¡ES GRATIS! Da igual si eres niño, bebé, adolescente o viejo. Pues venga, correr y venid, pues yo ya estoy cerrando la maleta para partir en el próximo vuelo que la inspiración para escribir ya vendrá.
¿Dirección? ¿E-mail? ¿Teléfono? Lo siento, en este retiro no existen. ¿Que cómo ir? Facilísimo. Yo me tengo que ir ya, así que os confiaré un pequeño secreto;
Cierra los ojos y vuela en el avión más seguro y confortable del mundo: tu imaginación.
viernes, 13 de agosto de 2010
¿Dónde estás, amor?
Cierro los ojos con mi cuerpo triste y solo y despierto con un nuevo brote de esperanza marchito. Creo mis propias fantasías en una hoja de papel desafiando a mi suerte. Cuando sueño despierta, sueño con una fogosa pasión creciendo por mi cuerpo como un fuego que trata de poner alerta a todos mis sentidos. No estaría mal que mis cartas y mis baladas tuvieran al fin algún correspondiente que se las merezca y me las devuelva con la misma intención con la que yo lo hice. Planificar mi vida con otra persona simultáneamente. Uff, ojalá no fuera un simple sueño de novela romántica.
Por mucho que me fatigue, mi corazón no se rinde a buscarte. Voy cada día a algún sitio nuevo probando suerte a encontrarte de una vez. Es raro el día que mi cuerpo no reciba alguna falsa alarma. Es una expresión muy fea, pero franca. Se ilusiona pero, finalmente, se da cuenta de que no ha conseguido hacer derretir y fluir la sangre repartiendo fantasías. No me rendiré, lo tengo claro. Buscaré como pueda en todos los sitios, inclusive mi corazón. Repartiré dulzura y belleza en terrones, compartiré mi optimismo y mi sonrisa con quien quiera acompañarme. Y, posiblemente y con suerte, algún día logre que salgas de tu escondite para colarte en mis entrañas y sembrar una nueva primavera.
Pequeña Gran Libertad
Todo es perfecto, ¿quién lo diría? A veces me infunden sentimientos de amor, otros de rebeldía, otros de nostalgia… Las olas de sentimientos se van alternando aquí. Cerré los ojos bajo el manto de estrellas que me arropaba y conseguí escuchar los latidos que le daban vida a esa montaña. El motor que hacía que aquello fuera tan sublime. Y supe desde ese momento que nunca abandonaría ese lugar, que contribuiría a hacer florecer aquel lugar cuando llegara el invierno y quedara congelado. Con los ojos cerrados, coloqué la mano en mi pecho. ¿Así que esto es lo que escondes? Y sentí en ese momento que era yo la que indicaba el estado de todo esto.
Porque yo pertenecía a aquella montaña. Porque esa colina es lo que hay dentro de mí. Porque mi corazón es un pequeño prado hermoso y susceptible a lo que siento y digo. Porque aquel lugar tan presente en mí, me otorgaba una diminuta pero plena libertad.