Porque las palabras nos hacen distintos a las demás especies.
Porque las letras forman parte de nuestra esencia.
Nuestra alma se materializa en papel y tinta y nos ayuda a revelar nuestras ideas e inquietudes. A través de ellas decidimos, reímos, enamoramos y lloramos. Por eso, cada símbolo que aparece en un papel nos determina.
¿Acaso existe algún otro pasaporte más utilizado y simple que nos lleve a la libertad de nuestros sentimientos?

martes, 14 de febrero de 2012

14-F

Qué puedo decir ahora que ya lo has dicho todo. Ahora que sé que tu corazón nunca pudo verme, que solo mi miedo a rendirme ha conseguido avivar una llama inexistente. Y yo te quiero, ¿sabes?, y me duele decirte que no puedo dejar de hacerlo. Porque quiero, ¡y mucho!, que mi corazón te olvide. Quiero dejar de desearte tanto, quiero que mi alma deje de estar mojada por las lágrimas que esconden mi pecho. ¡Maldita sea! ¡Quiero dejar de necesitarte tanto! Maldita sea yo por depender de ti y no ser capaz de decirtelo sin rodeos. ¡Qué más da ya! Ahora que sé que nunca me pertenecieron tus sueños, ahora que me doy cuenta de que no existo en tu mirada.

Y, aún así, ahí sigues tú enredando tu hechizo, tramando sucios juegos para que mi desgracia se agrave; ¿cuál es la trama de esto? ¿Qué prentendes con tanto jaleo? Dime, ¿dónde está la diversión de este juego que estás tejiendo alrededor de mi corazón?
Mi corazón está confuso y, hoy, más que nunca, desea llorar.

¡Feliz día a los enamorados!

Puede uno amar sin ser feliz; puede uno ser feliz sin amar; pero amar y ser feliz es algo prodigioso.
Honoré de Balzac (1799-1850) Escritor francés.

Queridísimo sueño mío:

“Es curioso cómo una sola persona pueda influir tanto en tu existencia y cómo te puede hacer perder el tiempo cuando cada segundo nos acerca más a una muerte inevitable. Es curioso que, a nivel biológico, existan tantos individuos para procrear pero nuestro corazón vanidoso solo se encapriche por solo uno de ellos olvidando por completo al resto. Incluso, me parece interesante que solo basten unos minutos para recibir la famosa oleada de sentimientos que rápidamente se acomodan y fluyen por tu cuerpo sin dejar un poro indiferente, convirtiéndote sobre la marcha en esa persona tímida, susceptible y sorprendentemente idiota que tanto has odiado ser. Y, obviamente, no puedes hacer nada, en el momento en el que comienzas a suspirar por su figura sabes al instante que, salga bien o mal la aventura, tendrás que recorrer nuevamente el sendero del amor.”

Puedes sentirte triunfal puesto que al fin llegó el día en el que debo tragarme una a una aquellas palabras que juré y perjuré no nombrar: ESTOY ENAMORADA. ¿Sorprendido? Creo que no.
Es curioso que, cuando menos te esperaba, llegaras a mi vida así, sin avisar. Cuando menos me hacías falta, cuando creía que el amor ya había llegado a mi vida. Qué equivocada estaba.
Lo sé, es muy atrevido decirte todo esto cuando tú apenas me conoces mientras que para mí no existe rincón de tu vida que ignore. Por fortuna conoces mi nombre, sabes mi edad e incluso eres consciente de gran parte de mis temores, aunque ninguno es tan enorme como el riesgo de perderte en mis sueños. Sin embargo, por otro lado, no sabes que paso tardes enteras viendo películas de amor, ni sabes que, aunque no te lo demuestre, soy una apasionada de las que cree en el poderoso significado de una sonrisa. Y, como me imagino, tampoco serás capaz de imaginar cuántas horas al día te dedico mis pensamientos.
Sí, estoy enamorada, te amo con locura, pero ¿esto es suficiente para expresar toda la pasión que ha fluido por mi corazón? ¿Acaso no es ridículo demostrar con un papel un sentimiento tan complejo e inestable como el que yo siento? Es por eso que no pretendo declararme, por lo que puedes reservar tus disculpas por un amor no correspondido, solo quiero agradecerte de la forma más original y sincera por el sol que le has regalado a mi vida, aquel sol con el que ha conseguido volver a funcionar con un nuevo brillo.
Simplemente, gracias por existir. Hoy, las palabras me han abandonado, por lo que no me veo capaz de escribirte todo lo que has significado para mí. Tú solo imagina que cada suspiro ha sido causado por ti. La misma causa por la que mis ojos brillan con cada nuevo despertar y con una  irrefrenable sensación de energía y optimismo. Todo eso y más por dedicarme una sonrisa y unas cuantas miradas llenas de dulzura.
No ha habido día en el que no piense que eres demasiado para mí; demasiado paciente, amable y tan humilde que mi pecho se encoge de frustración al reconocer que tú no recibes ni la mitad de todas las emociones que fluyen por mi cuerpo. Por esa razón, aún no creo que esto esté sucediendo y, es que, sabiendo que no es la primera vez que el amor me atrapa, nunca llegué a imaginar que podría admirar tanto a alguien aún sabiendo que no soy digna de su amor. Y, bien, ambos sabemos que nunca funcionaría puesto que esperamos respuestas diferentes de la vida y ninguno de los dos somos capaces para enfrentarnos a una relación tan agotadora y tan desesperanzadora. Es por ello que no quiero tus disculpas por este amor sin frutos, sino que quiero que sonrías con esa sonrisa llena de cambio con la que me enamoraste.
Desde que has llegado a mi vida incluso yo me noto diferente, me has hecho ver el mundo con otros ojos y sacar fuerzas para elegir mi destino, me has hecho querer ser mejor persona, ¿te parece poco? Me has hecho soñar cuando todos mis problemas querían dañar mi corazón. Has conseguido que el dolor del pasado sea llevadero y vea el futuro con buenos ojos. Y, lo más importante, contigo he vuelto a creer nuevamente en la magia del amor y sé que cuando llegue el momento apropiado me volveré a enamorar y me dejaré llevar por toda esa pasión que solo tú has conseguido destapar de mi alma. Tranquilo, yo te olvidaré, últimamente no sé hacer otra cosa, sin embargo, este olvido será algo más dulce mientras recuerde que algún día diré en voz alta y clara que te amé y, entonces, me sentiré dichosa por ello. ¿Aún no te queda claro el por qué?
Porque has sido el único que, a pesar de conocer mi amor no correspondido, ha respetado mis sentimientos, alimentando con tu dulzura cada una de mis ilusiones y no me has dejado sentir desdichada por poseerlos.
Con cariño y mucha gratitud:
Aquella camarera tan extremadamente amable y atenta que te sirve el mejor café y te regala sus oídos y sus ojos, todas las tardes, de lunes a viernes, en la cafetería del parque.
PD: Espero que no te ofenda esta carta o, por otro lado, te avergüence. Da igual si la guardas o la rompes con deseos de olvidarla cuanto antes. No me importa. Llueva o nieve, haga frío o calor, enamorada o no, tu café con leche te estará esperando para que junto a él sigamos compartiendo más y más conversaciones que, sin duda, quedarán grabadas en mi memoria, al igual que el dulce aroma del café, que ahora me parece más dulce que nunca.

viernes, 3 de febrero de 2012

Y, lo peor, es que es cierto.

Qué puedo decir ahora que ya no me queda nada. Ahora que mis ilusiones se han ido con el viento que trae tu frialdad. Qué me queda ahora que mis sueños se han perdido. Y, sin embargo, lo peor, es que mi corazón aún no lo ha asumido.

¿Por qué no me lo dices de una vez? ¿Por qué no me dices que tus labios no me desean? ¿Por qué no me cuentas la verdad de tus sentimientos? Como si así pudieras tapar un poco mi herida. Como si así pudiera olvidarlo todo…