Porque las palabras nos hacen distintos a las demás especies.
Porque las letras forman parte de nuestra esencia.
Nuestra alma se materializa en papel y tinta y nos ayuda a revelar nuestras ideas e inquietudes. A través de ellas decidimos, reímos, enamoramos y lloramos. Por eso, cada símbolo que aparece en un papel nos determina.
¿Acaso existe algún otro pasaporte más utilizado y simple que nos lleve a la libertad de nuestros sentimientos?

martes, 4 de octubre de 2016

A lo mejor el amor no es como nos lo enseñaron;
A lo mejor no todo es alegría y pasión,
A lo mejor nos equivocamos al pintarlo sin razón.

Puede que el amor se encuentre en tu sonrisa,
Puede que el deseo se pierda en tu camisa,
Puede que el fervor busque tu mirada insumisa.

Porque el sexo no significa cama,
Ni el amor significa boda;
Porque el amor significa toda,
Toda la felicidad que cabe en una caricia
Y toda la melancolía que cabe en una despedida.





Pues el amor ni es alegría ni es tristeza,
Es la melodía perfecta
Para que nuestro corazón escriba la letra.

sábado, 1 de octubre de 2016

Resurgiendo

Me fui porque tenía que irme. Me marche, como se van las cosas rotas, de la misma forma que se van las historias acabadas. Nadie me echó, la misma vida me invitó a dejarlo todo y a cerrar de una vez por todas las heridas de guerra, de aquella guerra que casi me mata.

Ausentarme me dolió más que todas las batallas que perdí juntas, porque tuve tiempo para recordarlas una y otra vez desde el eco de mi silencio. Había tanto dolor, tanta negación, tanta resignación. Como un yonqui con el mono de cocaína, yo tuve que sufrir el mono por todo aquello que había perdido y que sabía muy bien que jamás iba a volver.

Tanta oscuridad me sirvió para echar de menos a mi otra yo, aquella yo creativa y tenaz que se quejaba por estar rebosante de inocencia y sueños. Y ahora mi obsesión es que vuelva. Darle la vida que siempre quise para ella. Devolverle todos los sueños que le destrocé y todas las promesas que le prometí que cumpliría. Después de esperar tanto tiempo a que llegara mi felicidad en las manos de los demás, aprendí, a duras penas, que solo la conocería plenamente si miraba en mi interior y dejaba salir a ella; radiante y amorosa ella.