Porque las palabras nos hacen distintos a las demás especies.
Porque las letras forman parte de nuestra esencia.
Nuestra alma se materializa en papel y tinta y nos ayuda a revelar nuestras ideas e inquietudes. A través de ellas decidimos, reímos, enamoramos y lloramos. Por eso, cada símbolo que aparece en un papel nos determina.
¿Acaso existe algún otro pasaporte más utilizado y simple que nos lleve a la libertad de nuestros sentimientos?

viernes, 8 de abril de 2011

Frágil y efímera cenicienta

Eran las doce cuando,
Al ritmo del reloj,
Doce campanadas
Clamaron dolor.

La niña sumisa
Huye, pequeña,
Por senderos de plata.

El hombre encantado
La sigue, la sigue,
Pero se escapa de sus manos.

¡Ay pobre niña
Con lágrimas en el rostro,
Por haber cerrado los ojos!

¡Ay pobre hombre,
Que se quedó atrapado
En su dulce letargo!

Niña, no abras los ojos,
No los abras más,
Porque el dolor de tu pecho
Me hará llorar.

Eran las doce cuando,
Al ritmo del reloj,
Doce campanadas
Gritaron amor.


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