Porque las palabras nos hacen distintos a las demás especies.
Porque las letras forman parte de nuestra esencia.
Nuestra alma se materializa en papel y tinta y nos ayuda a revelar nuestras ideas e inquietudes. A través de ellas decidimos, reímos, enamoramos y lloramos. Por eso, cada símbolo que aparece en un papel nos determina.
¿Acaso existe algún otro pasaporte más utilizado y simple que nos lleve a la libertad de nuestros sentimientos?

miércoles, 18 de enero de 2012

¿Quién eres tú, corazón?
Nadie me habló de que eras hermano del viento,
aquel viento que me enfría el corazón de remordimientos.
No sé quién fue, pero me dijeron que eras hijo del fuego,
ese fuego turbador que recorre cada rincón de mi cuerpo.

La curiosidad no aguarda y muero por conocerte,
por conocer al dueño de mis sueños y agradecerle,
los mundos y castillos de las ilusiones,
que él alimenta con su existencia.

Y, aún así, es como si te conociera,
como si no guardaras secretos para mí,
como si fueras esa parte de mí que nunca conocí
y, aún así, me pertenece.

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