He vuelto. Después de tanto tiempo a la sombra, creyendo que
todo iba bien y que era cuestión de esperar, he roto con todo y he decidido que
ya era hora de volver. Volver a disfrutar, a vivir y, sobretodo, a creer en mí
como nunca antes lo había hecho.
Es cierto que lo que no te mata te hace más fuerte y,
desangrándome poco a poco, agonizando entre un mar de dudas y dolor, estoy
creciendo. Siento que es hora de volver a resurgir de mis cenizas. Después de
mucho “es la última vez”, “no volverá a pasar”, he abierto los ojos. Nunca es
bueno dejarse pisotear y, peor, sentirte culpable con ello excusando a los demás.
Por eso, tras tanto atormentarme sin razón, he tenido que aprender a sacar los
dientes. Y doy las gracias por ello. Que nunca, nunca, os hagan dudar de lo
maravillosos y estupendos que sois.
Estuve encerrada en mis propios sueños, creyendo que todo
iba a estar bien, que era cuestión de tiempo y que sus sentimientos eran
sinceros. Nada más lejos de la realidad. Es por eso que ahora sé bien que nunca
ocurrirá después de tantos escarmientos. Estaba ensimismada en una realidad
totalmente diferente de lo que era esa relación ¿Por qué todos no lo veían así?
¿Por qué no se daban cuenta de lo mucho que me quería así como yo lo veía? Al
final, con resquemor en el pecho y el orgullo convertido en lágrimas, tuve que
darles la razón.
Me sentía perdedora si abandonaba la relación después de
tanto sacrificio. Hasta que un día un demonio se revolvió en lo más hondo de mi
ser y quiso salir fuera. En una de esas ocasiones en las que solía agachar la
cabeza y compadecer al otro, dije BASTA. ¿Por qué todos mis sacrificios seguían
sin dar frutos? Supe que ya había dado demasiadas oportunidades para saber que
aquel príncipe azul no era más que un sapo maquillado. Y, aún sintiendo dolor e
impotencia, decidí que ya era hora de empezar a pensar en mí y dejar ir a aquella
esperanza que me tenía presa.
Me sentí liberada. Me sentí fuerte, como hacía tiempo que no
me sentía. Obviamente los días tristes no tardaron en venir, incluso ahora
algunas veces aparecen para llenarme la mente de dudas. Pero decidí que tenía
que ser fuerte, nada de bajones. Ya era hora del cambio. Era hora de volver a
ser yo, de volver a disfrutar, de tener libertad para vivir sin estar aferrada
a un sueño imposible. Será difícil, lo sé, pero conseguiré estar en paz conmigo
misma; conseguiré tener esa fuerza imperiosa que no me haga caer nunca más. Y
sí, a día de hoy, creo que si no hubiera sido por esa relación tormentosa, no
habría caído en la cuenta de que necesitaba algo de amor propio, porque, de
haberlo tenido, nunca habría ocurrido tal cosa.
Así que animo a los que me lean (entiendo que el blog ha
estado muuuuy dejado) que no tengan miedo a la soledad y se pongan al mando de
sus vidas. El amor es sencillo, cuando es verdadero no trae sufrimientos ni
dudas. Pensad que pase lo que pase siempre nos acompañará nuestra sombra hasta
el fin de los días, así que tenemos que llevarnos bien con ella el mayor tiempo
posible.
Tras esta reflexión, solo decir, con entusiasmo y miedo a la
vez, dos palabras que significan mucho para mí: HE VUELTO.
Enhorabuena Marta, me alegro un montón de que hayas vuelto a tu vida. Y es que la vida nos da palos que nos enseñan que esto es un tesoro y hay que ver esos momentos, instantes fugaces, que valen más que el oro, y que por cegarnos no somos capaces de apreciar. Ahora has despertado, has sacado los dientes, eres un lobo. Y recuerda siempre... el lobo nunca teme a las ovejas.
ResponderEliminarA veces el amor no entiende de razones. Nos empeñamos en comprender a la otra persona y justificarnos diciendo que ya cambiará o todo irá a mejor, pero en realidad nos engañamos. Todos deberiamos de pensar primero en nosotros mismos, segundo en nosotros mismos y por ultimo en nosotros mismos, porque nuestra felicidad no se trata de encontrar un amor perfecto o de pelicula, a ese principe azul o el hombre perfecto, porque eso es imaginario, tenemos que estar bien con nosotros mismos, amor propio, es lo fundamental. Me alegro de que hayas vuelto a vivir tu vida, sin tener que depender de alguien para estar bien y vivir. Sigue así, con ganas de comerte el mundo, de luchar por tus ilusiones, por lo que te hace sentir viva, porque TÚ puedes con todo, nunca lo olvides.
ResponderEliminarA veces el amor no entiende de razones. Nos empeñamos en comprender a la otra persona y justificarnos diciendo que ya cambiará o todo irá a mejor, pero en realidad nos engañamos. Todos deberiamos de pensar primero en nosotros mismos, segundo en nosotros mismos y por ultimo en nosotros mismos, porque nuestra felicidad no se trata de encontrar un amor perfecto o de pelicula, a ese principe azul o el hombre perfecto, porque eso es imaginario, tenemos que estar bien con nosotros mismos, amor propio, es lo fundamental. Me alegro de que hayas vuelto a vivir tu vida, sin tener que depender de alguien para estar bien y vivir. Sigue así, con ganas de comerte el mundo, de luchar por tus ilusiones, por lo que te hace sentir viva, porque TÚ puedes con todo, nunca lo olvides.
ResponderEliminarQuizá deberias volver a leer esta entrada que escribiste no hace tanto y volver a plantearte un poco todo.
ResponderEliminarTambién quizá deberias darte cuenta de lo maravillosamente impresionante que eres y en ese preciso momento empezarás a quererte un poco más, esconderte un poco menos, y tener menos miedo a enfrentarte a la vida, porque eres capaz de alcanzar la luna con las manos si lo quisieras, lo sé y estoy convencida de que podrías. Pero eso no basta, quien tiene que estar convencida eres tú y quizá si te lo digo de vez en cuando, algún día te lo creas.
Sigue escribiendo, porque te vendrá bien y yo estoy deseando leerte.
Y si algún día te tiro de las orejas en vez de rascartelas, no me lo tengas en cuenta, todos necesitamos a veces ese tirón para dar menos importancia a cosas que no lo tienen y seguir adelante.
Mucho ánimo.
Empieza a comerte el mundo.
Con amor.
Fa