Porque las palabras nos hacen distintos a las demás especies.
Porque las letras forman parte de nuestra esencia.
Nuestra alma se materializa en papel y tinta y nos ayuda a revelar nuestras ideas e inquietudes. A través de ellas decidimos, reímos, enamoramos y lloramos. Por eso, cada símbolo que aparece en un papel nos determina.
¿Acaso existe algún otro pasaporte más utilizado y simple que nos lleve a la libertad de nuestros sentimientos?

viernes, 17 de septiembre de 2010

Otoño


Otoño, otoño,
¿qué me traen tus hojas secas?

Las calles huelen a nostalgia,
Los transeúntes pasean melancolía,
Los amantes lloran por el amor sin valentía.

Los parques se tiñen de marrón,
Los patos se van en un filón
A lagos de permanente sol.

Verano, verano,
¿por qué te vas tan rápido?

Dejas a miles de turistas
con la cartera vacía.
Y a miles de niños
Con un manto de aire frío.

El agua se congela
Y las flores mueren
En una candela
De nueva espera.

Otoño, otoño,
¿qué esperas de nosotros?

Inundas la sensación de cambio.
Ofreces metas y frustración a los más caídos.

Verano, verano,
¡vuelve pronto!

El invierno llegará pronto,
Y el blanco llegará pronto
Tanto al campo
Como a los corazones rotos.
Pero la alegría volverá,
Y el amor resurgirá
Con los primeros brotes
De felicidad.

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