Porque las palabras nos hacen distintos a las demás especies.
Porque las letras forman parte de nuestra esencia.
Nuestra alma se materializa en papel y tinta y nos ayuda a revelar nuestras ideas e inquietudes. A través de ellas decidimos, reímos, enamoramos y lloramos. Por eso, cada símbolo que aparece en un papel nos determina.
¿Acaso existe algún otro pasaporte más utilizado y simple que nos lleve a la libertad de nuestros sentimientos?

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Y es que los años no perdonan

A veces tienes que quitarte por ti misma la venda de los ojos. Y es cuando te das cuenta de que el tiempo cuenta y de que las cosas cambian. Un día, te miras en el espejo y notas que has crecido cinco centímetros y de que tu cara denota el símbolo de la responsabilidad.


Pero yo no quiero eso, no lo quiero. Estoy deprimida por aquel tiempo que se me ha escapado de mis manos tiernas e inocentes. No quiero el futuro, no lo quiero. No quiero verme al pasar los años, estoy obsesionada por el tiempo perdido. Mi cuerpo ha acumulado experiencia, y con eso no me basta. ¡Cómo envidio a los que aún pueden disfrutar de su espontaneidad!


Deseo retener el tiempo y olvidar el futuro para encargarme del pasado.

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