Porque las palabras nos hacen distintos a las demás especies.
Porque las letras forman parte de nuestra esencia.
Nuestra alma se materializa en papel y tinta y nos ayuda a revelar nuestras ideas e inquietudes. A través de ellas decidimos, reímos, enamoramos y lloramos. Por eso, cada símbolo que aparece en un papel nos determina.
¿Acaso existe algún otro pasaporte más utilizado y simple que nos lleve a la libertad de nuestros sentimientos?

viernes, 20 de agosto de 2010

El regalo de nuestra amistad

Tengo un enorme problema. No me he quedado sin trabajo, reboso de salud y no hay nada que me aterre. Es algo que me frustra y me hace enfadar. Estoy en blanco sí, las palabras me han abandonado. No sé ni cómo empezar esta carta con tal de satisfaceros a todos con mi gratitud. El problema es que no sé cómo hacerlo de forma que os llegue y creáis en la sinceridad de lo que trato de escribiros.

No sé ni cómo empezar y, sin darme cuenta, ya estoy empezando. Supe desde el principio que unas “GRACIAS” no bastarían para todo el trabajo que habéis realizado por mí. Ni tampoco con un “os quiero”. Creo que eso es muy común y muy superficial, así que a través de metáforas y sentimientos trataré de llegar hasta lo más profundo de vuestras almas.

He sido una estúpida. Pero hoy no voy a criticarme, sino a alegrarme de lo que me habéis hecho cambiar. Desde muy pequeñita, aprendí por mi cuenta a crear mi propio mundo inocente y frágil lleno de mis ideas y pensamientos. Crecí en aquella burbuja, intacta y solitaria en la que me creía acompañada. Poco a poco, a medida que iba abriendo puertas de la propia realidad, varias personas quisieron abrir “la puerta” de mi mundo, pero nunca lo llegaron a hacer. Siempre se quedaban a medio camino, o bien no tenían la piedad suficiente como para seguirme, o quizás lo que no tenían era paciencia. Y así, año a año, las paredes que envolvían mi globo, se hicieron más y más gruesas. Hasta que un día, me di cuenta de que realmente estaba aislada y sola. Fui consciente de que nadie se atrevía a vivir aventuras conmigo, a llevarme la contraria y a tenderme la mano cuando no pudiera escapar de la temida realidad.

Fue una temporada muy poco agradable. Me encerraba y me desquiciaba por encontrar la normalidad que le faltaba a mi vida. Muchas veces cerraba los ojos para no ver nada. No quería verlo. Todo me agobiaba. ¿Qué hago ahora?-me repetía constantemente. Y fue un día de esos, en los que no esperas ningún regalo de la vida, en el que ésta me hizo uno muy especial y mágico. Llamaron a mi puerta y los vi: eran algunos de aquellos amigos que se quedaron a mitad del camino. Ellos no habían abandonado, sólo habían tomado un ligero descanso para recobrar energías y llegar aquí con la voluntad y fuerza suficiente para sacarme de mi tenebrosa prisión.

Y esos amigos sois vosotros. Con vuestra perseverancia y atención habéis conseguido que abra los ojos y no me deje manipular por el miedo a la realidad. Todos vosotros habéis estado ahí siempre, siempre, pero yo no os podía ver porque las paredes que me rodeaban eran demasiado gruesas para veros y oír todo aquello que no escuché cuando más falta me hacía. Y ahora también. Me hacéis falta, siempre ha sido así. Vuestras críticas, vuestras indignación, algunas de vuestras inquietudes y resignaciones, vuestros enfados, me ha impulsado a cerrar mi propia puerta con llave. Pero a pesar de eso, nunca, nunca, me habéis negado un abrazo, un beso o una simple sonrisa. Porque gracias a este regalo, los brotes de rencor que inundaban mi corazón, se han resumido a cenizas del pasado.

Y es que, este verano será inolvidable y me ha hecho crecer, lo siento. Por un lado están aquellos días en los que cerraba los ojos y me dejaba abandonada y desconsolada en mi propia realidad creada por ideas macabras e insensateces y, por otro lado, están éstos días en los que me siento arropada y protegida en la realidad que me toca, en la nuestra.

Como sé que los te quiero y los gracias ya me resultan, gracias a Dios, cotidianos, me he atrevido a escribiros esto. Puede que os resulte un poco absurdo, pero espero que entendáis esto que os he escrito, que os llegue hondo y lo entendáis; que es para TODOS los que me han apoyado. Y para los que no me entiendan, chicas: ¡ESTOY ORGULLOSA DE VOSOTRAS!


PD: ESTE AÑO SÍ, SÉ QUE LO CONSEGUIREMOS. Para vosotras será una experiencia nueva y sonriente y para mí será todo un triunfo.

PD2: Para esos días en los que me vuelva a encerrar en mis fantasías, releed esto y estoy segura de que os recobrará las energías que faltan para esperar a que pronto os abra la puerta.

PD3: Y ahora sí, GRACIAS por este regalo: el de nuestra amistad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario