Porque las palabras nos hacen distintos a las demás especies.
Porque las letras forman parte de nuestra esencia.
Nuestra alma se materializa en papel y tinta y nos ayuda a revelar nuestras ideas e inquietudes. A través de ellas decidimos, reímos, enamoramos y lloramos. Por eso, cada símbolo que aparece en un papel nos determina.
¿Acaso existe algún otro pasaporte más utilizado y simple que nos lleve a la libertad de nuestros sentimientos?

viernes, 27 de agosto de 2010

Lágrimas de cocodrilo

Niña, no llores. No dejes que tus lágrimas se escapen de tus brillantes ojos color esperanza. No permitas que tus mejillas se mojen, ni lo pienses. Ni que siquiera tu mente se encuentre con pensamientos oscuros y tristes. Niña, tú eres muy bella, ¿no te lo habían dicho? Pues no tiñas de pena tu rostro inocente a la realidad. Niña, no hagas esto, no te des por vencida. La verdad es muy mala, y tú has madurado antes de tiempo, pero por lo que más quieras, no llores, niña.



Has sufrido mucho y la vida ha sido injusta contigo, pero no le des la satisfacción de verte sufrir. Eres muy joven niña, ¿acaso no hueles las frescas primaveras de tu juventud? Me temo que tus lágrimas han taponado tu nariz. Niña, coge un pañuelo y seca esas lágrimas que nunca han parado de salir por tus apagados ojos.


Niña, no preguntes más el por qué de las cosas. Déjalo todo como está. Es mejor así. Así que levántate y ve aquel reflejo tuyo sonriente que nunca has conocido. ¿No te ha dicho nadie que es hermosa tu sonrisa? ¿Acaso no puedes sentirla? Creo que tus lágrimas han manchado tus ojos de penumbra y ahora no puedes ver ningún rastro de alegría. Niña, levántate y ponte hermosa para actuar como una muchachita y no como una anciana.


Niña, no le des más vueltas al mismo incógnito. Todo pasará y tus dudas se resolverán. Mientras tanto, disfruta de la esperanza de vivir. Siembra fe y recoge la gran experiencia de tus frutos. Lucha con tu vida por lo que quieres. Así que no te quedes estancada, niña. Si sales a la calle, algún día probarás el sabor de tus sueños. ¿Te imaginas como saben? A gloria, niña, a felicidad. ¿Qué tú no puedes sacarle sabor a la vida? ¿Las lágrimas han vuelto agrio tu paladar? Ay niña, esto es peor de lo que pensaba.


Niña, no suspires por las ilusiones rotas y busca otras nuevas. Asómate a la ventana y mira las estrellas. Ellas de por sí son un milagro, ¿sabes por qué niña? Porque son pequeños seres que han conseguido llegar a lo más alto y brillar hasta la eternidad. Y yo quiero que tú también lo consigas. Niñita, deja de madurar y sueña. Deja que la pureza perdure en tu corazón. Llega al cielo y siéntete dichosa por ello, mi niña.
Tus mechones rubios están mojados, pero todo no es así. El desierto está seco, niña, y el agua es buena. El agua moja pero es muy buena. Y tus lágrimas están saladas. Ah, cierto, que no las puedes saborear. Niña, el cielo está seco, ¿por qué no lo tocas? Ah, que tus manos y tu rostro se han acostumbrado al frío y húmedo glaciar que se escapa por tus ojos. Niña, te lo repito, respira el aire limpio de las ganas de vivir.



¿Y ahora que me dirás? ¿Qué tampoco puedes escuchar mis súplicas? ¿Qué tus lágrimas han taponado tus oídos como tu nariz, ojos, boca y rostro? ¿Es eso? Niña, ¿no te das cuenta de que no eres nada? ¿Por qué no reprimes tus lágrimas y te las guardas para cuando de verdad te las merezcas?
Niña, por última vez, deja que te seque la inundación que ha colmado tu pecho. Esa inundación que ha ahogado lo que deseabas. Niña, sé fuerte y no sigas inválida. Sal a la calle y comprueba que todo es distinto. Recupera tus sentidos que han sido arrebatados. Porque tus lágrimas son malas: te han dejado sin nada. Por lo que guarda tus lágrimas de cocodrilo y juega a ser niña de verdad. Como tú lo fuiste alguna vez. Como yo misma lo fui.

No hay comentarios:

Publicar un comentario