
Y fui realmente consciente de que cada minuto que pasaba con ellos me devolvía aquella ilusión que había sepultado.
Y es que, quizás, este año consiga que no se vuelva a nublar y recupere ese ímpetu que perdí o tal vez encuentre esa energía para luchar que creía inexistente.
Por eso, ahora, aprecio la lluvia que se cuela entre mis ropas para enfriar ese corazón perdido.
La lluvia es necesaria... tanto en la naturaleza como en nuestras vidas, no tengas miedo a mojarte
ResponderEliminar